El arte, en mi opinión, no entiende de barreras, ni de normas establecidas, ni de manuales. Es un concepto mucho más abstracto, más amplio. El arte es la expresión de aquello que se piensa, se siente y se vive, que se ama, se respira, se observa y que, a veces, se entiende.

En las Ramblas, archiconocido paseo de la ciudad de Barcelona que une la plaza de Cataluña con el puerto, podemos encontrar toda una manifestación del arte de la calle: Las estatuas vivientes. Cada día, estos seres anónimos dan vida a otros personajes, alegrando a los que paseamos por este lugar. Haga frío, haga calor, ellos siempre están allí de forma incondicional.
Estas personas, quizá sin saberlo, dan color a Las Ramblas. Junto con otros músicos o artistas hacen que esta calle sea distinta a las demás, que tenga algo que la hace especial. Ese "algo" es el arte de la calle. Tan importante como el que se ofrece en las grandes salas de teatro. Es el arte gratuito, que no implica tener un elevado poder adquisitivo para acceder a él. El arte para todos. El arte libre.
Detrás de cada estatua hay una vida, no lo olvidemos.
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