domingo, 18 de mayo de 2008

40 años después


«Lo importante es que la acción haya existido cuando todo el mundo la creía imposible. Si ha pasado una vez, puede volver a ocurrir… » (Jean-Paul Sartre, 1968)

Hubo un tiempo, no tan lejano, en el que en todo el planeta, la gente se lanzó a la calle. Les unía la rabia. La rabia por la guerra de Vietnam. La rabia por las jerarquías injustas. La rabia por el imperialismo. Rabia mundial.

Mayo del 68 fue un ejemplo de insurrección de la población en un país capitalista. Fue una de las mayores movilizaciones populares conocidas, en la que tuvo lugar la mayor huelga obrera. Una auténtica revolución cultural, una actitud de lucha por la igualdad, una necesidad de cambiar el mundo.

Hoy tenemos muchas razones para repetir aquel mayo del 68: la situación de Iraq, la ocupación de Palestina, el problema de la vivienda, la estructura piramidal, los crímenes de guerra, el secuestro de la libertad de expresión, y suma y sigue.

Hubo un tiempo, no tan lejano, en el que el compromiso social fue mayor que la falta de empatía de hoy en día. Como dijo una vez Silvio Rodriguez: “Pidamos lo imposible, porque de lo posible ya sabemos demasiado”.

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